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sábado, 31 de julio de 2010

ARQUETIPO 1: LA SIRENA




Hoy empezaremos a detallar particularmente cada Arquetipo mostrando sus peculiaridades, identificando a grandes personajes de la historia que con sus determinadas características se le asigna un Arquetipo en particular.

Robert Greene en su libro “El Arte de la Seducción” nos muestra dos tipos de Sirenas, sus Claves de personalidad y los peligros de ser una Sirena.
Comenzaremos por explicar los tipos de las Sirenas, que son La Sirena Espectacular, y la Sirena del Sexo.

La Sirena Espectacular: En el año 48 A.c., Tolomeo XIV de Egipto logro deponer y exiliar a su hermana y esposa, la reina Cleopatra. Resguardo las fronteras del país contra su regreso y empezó a gobernar solo. Ese mismo año, Julio Cesar llego a Alejandría, para cerciorarse de que, pese a las luchas locales, Egipto siguiera siendo fiel a Roma.
Una noche, Cesar hablaba de estrategia con sus generales en el palacio egipcio cuando llego un guardia, para informar que un mercader griego se hallaba en la puerta con un enorme y valioso obsequio para el jefe romano. Cesar autorizo el ingreso y entro el mercader, traía sobre sus hombros un gran tapete enrollado, desato la cuerda del envoltorio y lo tendió con agilidad dejando al descubierto a la joven Cleopatra, oculta dentro y quien semidesnuda, se irguió ante el Cesar y sus huéspedes como Venus que emergía de las olas.
Su intrepidez y teatralidad le asombraron; metida al puerto a escondidas durante la noche con solo un hombre para protegerla, lo arriesgaba todo en un acto audaz.
Pero nadie quedo tan fascinado como Cesar. Según el autor romano Dion Casio “Cleopatra estaba en la plenitud de su esplendor. Tenía una voz deliciosa, que no podía menos que hechizar a quienes la oían. El encanto de su persona y sus palabras era tal que atrajo a sus redes al más frío y determinado de los misóginos. Cesar quedo encantado tan pronto como la vio y ella abrió la boca para hablar”. Cleopatra se convirtió en su amante esa misma noche. Julio Cesar tenía muchas amantes pero jamás se había preparado para Cleopatra, lo hacia hablar de mas ansiadas fantasías, y a la noche siguiente lo recibiría ataviada como la diosa Isis, rodeada de la opulencia de su corte.
La vida de Cesar con ella era un reto perenne, tan desafiante como la guerra; porque en cuanto creía tenerla asegurada, ella se distanciaba o enojaba, y el debía buscar el modo de recuperar su favor.
Asesinado Julio Cesar en 44 A.C. le sucedió un triunvirato, uno de cuyos miembros era Marco Antonio, valiente soldado amante del placer y el espectáculo, y quien se tenía por una suerte de Dionisio romano. Años después mientras él estaba en Siria, Cleopatra lo invito a unirse con ella en la ciudad egipcia de Tarso. Ahí tras hacerse esperar, su aparición fue tan sorprendente como ante el Cesar. Cleopatra iba sentada en cubierta donde lo remeros bogaban al compás de música etérea, rodeada y abanicada por cupido y caracterizada como la diosa Afrodita, cuyo nombre la multitud coreaba con entusiasmo.
De Cleopatra aprendemos que lo que hace a una sirena no es la belleza, sino la vena teatral, lo que permite a una mujer encarnar las fantasías de un hombre. Por mas hermosa que sea, una mujer termina por aburrir a un hombre; él ansia otros placeres, y aventura. Pero todo lo que una mujer necesita para impedirlo es crear la ilusión de que ofrece justo esa variedad y aventura. Un hombre es fácil de engañar con apariencias; tiene debilidad por lo visual. Si tu creas la presencia física de una sirena (una intensa tentación sexual combinada con una actitud teatral y majestuosa) él quedara atrapado. No podrá aburrirse contigo así que no podrá dejarte. Mantén la diversión, y nunca le permitas ver quien eres en realidad. Te seguirá hasta ahogarse.

La Sirena del Sexo: Norma Jean Mortensen, la futura Marilyn Monroe, paso parte de su infancia en orfanatos de los Ángeles. Dedicaba sus días a tareas domesticas, no a jugar. En la escuela se aislaba, rara vez sonreía y soñaba mucho. Un día, cuando tenia trece años, al vestirse para ir a la escuela se dio cuenta de que la blusa blanca que le habían dado en el orfanatorio estaba rota, así que tuvo que pedir prestado un suéter a una compañera mas joven. El suéter era varias tallas menores que la suya. Ese día pareció de repente que los hombres la rodeaban dondequiera que iba (estaba muy desarrollada para su edad). Escribió en su diario “Miraban mi suéter como si fuera una mina de oro”.
La revelación fue simple pero sorprendente. Antes ignorada y hasta ridiculizada por los demás alumnos, ella descubrió una forma de obtener atención, y quizás también poder porque era extremadamente ambiciosa. Empezó a sonreír más, a maquillarse, a vestirse de otra manera. Y pronto advirtió algo igualmente asombroso: sin que tuviera que decir ni hacer nada, los muchachos se enamoraban de ella.
A Marilyn Monroe le encantaba el efecto que su cuerpo podía tener en la libido masculina. Afinaba su presencia física como un instrumento, con lo que terminaba por exudar sexo y conseguir una apariencia glamorosa y exuberante. Lo que diferenciaba a Marilyn del resto de las mujeres era su crianza al vivir en un orfanato ella necesitaba algo: afecto. Su mayor necesidad era sentirse amada y deseada, lo que la hacia parecer constantemente vulnerable, como una niña ansiosa de protección.
La sirena del sexo tiene un efecto más urgente e inmediato que la sirena espectacular. Encarnación del sexo y el deseo, no se molesta en apelar a sentidos ajenos, o en crear intensidad teatral, da la impresión de vivir para el placer y estar siempre disponible. Lo que diferencia a la sirena del sexo de la cortesana o prostituta es su toque de inocencia o vulnerabilidad. Esta mezcla es perversamente satisfactoria: concede al hombre la crucial ilusión de ser protector, la figura paterna, pese a que, en realidad, sea la sirena del sexo quien controla la dinámica.
Una mujer no necesariamente tiene que nacer con los atributos de Marilyn Monroe para poder cumplir con el papel de sirena del sexo. La mayoría de los elementos físicos de esta personalidad son inventados; la clave es el aire de colegiala inocente. Mientras que una parte de ella parece proclamar sexo, la otra es tímida e ingenua, como si fuera incapaz de comprender el efecto que ejerce. Su porte, voz y actitud son deliciosamente ambiguos: Ella es al mismo tiempo experimentada y deseosa, y una chiquilla inocente.

Claves de Personalidad: La sirena es la seductora mas antigua de todas. Su prototipo es de Diosa Afrodita (esta en su naturaleza poseer una categoría mítica), pero no creas que es cosa del pasado, o de leyenda e historia: representa la poderosa fantasía masculina de una mujer muy sexual y extraordinariamente segura y tentadora que ofrece interminable placer junto con una pizca de peligro.
La sirena opera sobre las emociones básicas de un hombre, y si desempeña de modo apropiado su papel, puede transformar a un hombre normalmente fuerte y responsable en un niño y esclavo.
Antes que nada, una sirena debe distinguirse sobre las demás mujeres. Ella es rara y mítica por naturaleza, única en su grupo; es también una valiosa presea por arrebatar a otros hombres. El físico brinda las mejores oportunidades en este caso, ya que la sirena es eminentemente un espectáculo por contemplar. Una presencia acentuadamente femenina y sexual, aun al extremo de la caricatura, te diferenciara de inmediato, pues la mayoría de las mujeres carecen de seguridad para proyectar esa imagen.
La sirena debe estimular un deseo generalizado, y la mejor forma de hacerlo es dar una impresión tanto llamativa como tentadora. Esto no depende de un rasgo particular, sino de una combinación de cualidades:
La Voz: evidentemente una cualidad decisiva, como lo indica la leyenda, la voz de la sirena tienen una inmediata presencia animal de increíble poder de provocación. La sirena debe tener una voz insinuante que inspire erotismo, en forma subliminal antes que abierta. La sirena nunca habla rápida ni bruscamente, ni con tono agudo. Su voz es serena y pausada, como si nunca hubiera despertado del todo, o abandonando el lecho.
El cuerpo y el proceso para acicalar: Si la voz tiene que adormecer, el cuerpo y su proceso para acicalar deben deslumbrar. La sirena pretende crear con su ropa el efecto de diosa mágica y sobrenatural. La clave de todo esto es, todo tiene que deslumbrar, pero también debe ser armonioso, para que ningún accesorio llame la atención por si solo. Su presencia debe ser intensa, exuberante, una fantasía vuelta realidad.
El movimiento y el porte: la mas importante arte de la seducción para la sirena china Hsi Shih fue la del movimiento: como desplazarse graciosa y sugestivamente. La sirena se mueve graciosa y pausadamente. Los gestos, movimientos y porte apropiados de una sirena son como su voz: insinúan algo excitante, avivan el deseo sin ser obvios.

Los Peligros: Por ilustrada que sea su época, ninguna mujer puede mantener con soltura la imagen de estar consagrada al placer, por esto la mancha de mujer fácil sigue siempre a la Sirena. A menudo hay peligro en la envidia que causa el arquetipo de la sirena en otras mujeres, gran parte del aborrecimiento de Roma por Cleopatra se origino en el enfado que provocaba a las severas matronas de esa ciudad. La sirena debe prepararse para la vejez y saber que su atractivo físico empieza a declinar, por esto debe prestar temprana atención a las formas mas sicológicas, menos físicas, de la coquetería, que sigan concediéndole poder una vez que su belleza empiece a declinar.

Éxitos!,
Sargeo
Assartist@hotmail.com

miércoles, 21 de julio de 2010

Los Arquetipos de la Seduccion




Hoy vamos a empezar a tratar un tema bien interesante y que muestra a la seducción como un proceso que vas mas allá del sargeo y de andar pidiendo teléfonos en la calle, vamos a empezar a hablar sobre los temas expuestos en el libro de Robert Greene llamado “El Arte de la Seducción”. Este libro nos muestra los nueve arquetipos de la seducción y el ultimo arquetipo mostrado es el Antiseductor que son las formas de pensar y de comportamiento que debes evitar.

Los Arquetipos a tratar son los siguientes:

La Sirena: es la máxima figura de la fantasía masculina, porque brinda una liberación total de las limitaciones de la vida.

El Libertino: es una de las grandes figuras de la femenina, cuando desea a una mujer, por breve que pueda ser ese momento, ira hasta el fin del mundo por ella.

El Amante Ideal: Este arquetipo se sumerge en tus pensamientos, y refleja tu fantasía, es experto en crear la ilusión que necesitas.

El Dandy: Los dandys nos excitan porque son inclasificables, y porque insinúan una libertad que deseamos. Juegan con la masculinidad y la feminidad; inventan su imagen física asombrosa siempre.

El Candido: El candido personifica las añoradas cualidades de la infancia, espontaneidad, sinceridad, sencillez.

La Coqueta: Los coquetos azuzan con una promesa de premio (la esperanza de placer físico, felicidad, fama por asociación, poder) que resulta elusiva, pero que solo provoca que sus objetivos la persigan mas.

El Encantador: El encanto es la seducción sin sexo. Los encantadores son manipuladores consumados que encubren su destreza generando un ambiente de bienestar y placer.

El Carismático: El carisma procede con una cualidad interior (seguridad, energía sexual, determinación, placidez) que la mayoría de la gente no tiene y desea.

La Estrella: La vida diaria es dura casi todos buscamos incesantemente huir de ella en sueños y fantasías. Las estrellas aprovechan esta debilidad, al distinguirse de los demás por su atractivo y característico estilo nos obligan a mirarlas.

El AntiSeductor: Son inseguros, ensimismados, e incapaces de entender la sicología de otra persona, literalmente repelen. Los antiseductores no tienen conciencia de si mismos y jamás reparan en cuando fastidian, imponen, hablan demasiado. Erradica de ti los rasgos antiseductores y reconócelos en otros, tratar con un antiseductor no es placentero ni provechoso.

Robert Greene nos explica en su libro de donde proviene la seducción, nos muestra como hace miles de años el poder se conquistaba mediante la violencia física, y se mantenía con la fuerza bruta. Solo unos cuantos selectos tenían poder, pero en este esquema de cosas nadie sufría mas que las mujeres. No tenían ninguna manera de competir, ningún arma a su disposición con que lograr que un hombre hiciera lo que ellas querían, política, socialmente y aun en el hogar.
Claro que los hombres tenían una debilidad: el deseo sexual. Una mujer siempre podía jugar con ese deseo, pero una vez que el hombre lo obtenía este recuperaba el control. Y si ella negaba el sexo el simplemente podía mirar a otro lado o ejercer la fuerza.
Pero hubo algunas mujeres que tenían tantas ansias de poder que mediante su inteligencia y creatividad inventaron una manera de alterar completamente esta dinámica. Estas mujeres (como Betsabé, del Antiguo Testamento, Helena de Troya, la sirena China Hsi Shi, y la más grande de todas, Cleopatra) inventaron la seducción. Primero atraían a un hombre por medio de una apariencia tentadora, para lo que ideaban su maquillaje, mediante ello simulaban a las diosas, por lo que excitaban la imaginación de un hombre, estimulando así el deseo no solo de sexo, sino también de algo mayor: la posibilidad de poseer una figura de sus fantasías. Una vez que obtenían el interés de sus victimas estas mujeres los hacían dejar el mundo masculino de las guerras y los llevaban a su propio mundo femenino, una esfera de lujo y placer (Por ejemplo Cleopatra indujo a Julio Cesar a viajar por el Nilo). Los hombres se aficionaban a esos placeres sensuales y refinados, estos grandes generales no paraban de pensar en estas Diosas terrenales, hasta que se enamoraban. Pero después, invariablemente, las mujeres se volvían frías e indiferentes, de tal manera que confundían a sus victimas. Justo cuando los hombres querían mas les eran retirados sus placeres. Esto los obligaba a perseguirlos, y a probarlo todo para recuperar los favores que alguna vez habían saboreado, con lo que se volvían débiles y emotivos. Los hombres dueños de la fuerza física y el poder social (como el Rey David, el troyano Paris, Julio Cesar, Marco Antonio, y el rey Fu Chai) se veían convertidos en esclavos de una mujer.

Los hombres no se interesaban tanto de un arte tan frívolo como la seducción, hasta el siglo XVII que ocurrió un gran cambio se empezaron a interesar en la seducción como medio para vencer la resistencia de las jóvenes al sexo.
En el siglo XIX sucedió otro gran cambio: políticos como Napoleón se concebían como seductores a gran escala. Estos hombres dependieron del arte de la oratoria seductora, pero también dominaron las estrategias alguna vez consideradas femeninas: montaje de grandes espectáculos, uso de recursos teatrales, creación de una intensa presencia física. Todo esto, aprendieron, era (y sigue siendo) la esencia del carisma. Seduciendo a las masas, pudiendo acumular inmenso poder sin el uso de la fuerza. En este momento hemos llegado al punto máximo de la seducción. Hoy más que nunca se desalienta la fuerza o la brutalidad de cualquier clase. Todas las áreas de la vida social exigen la habilidad para convencer a la gente sin ofenderla ni presionarla.
Los seductores analizan lo que sucede cuando le gente se enamora, estudian los componentes sicológicos de ese proceso: que espolea la imaginación, que fascina. Por instinto y práctica dominan el arte de hacer que la gente se enamore. Como sabían las grandes seductoras una persona enamorada es emotiva, se rinde más fácil, es manejable y más fácil de engañar.
Los seductores tienen una perspectiva bélica de la vida. Imaginan a cada persona como una especie de castillo amurallado que sitian. La seducción es un proceso de penetración: primero penetran la mente del objetivo, su inicial estación de defensa (entrando en su mente se saca al objetivo de su modo lógico y se lo transporta a un estado favorable para nosotros). Una vez que los seductores han penetrado la mente, logrando con ello que su objetivo fantasee con ellos, es fácil reducir la resistencia y causar la rendición física. Los seductores no improvisan, no dejan nada al azar en este proceso. Como todo buen general, hacen planes y estrategias, con la mira puesta en las particulares debilidades de su blanco.

En el libro que estudiaremos de Robert Greene “El Arte de la Seducción” se ideo para ofrecerte las armas de persuasión y el encanto, a fin de que quienes te rodean pierdan poco a poco su capacidad de resistencia sin saber como ni porque.
Toda seducción tiene dos elementos que debes analizar y comprender: primero, tú mismo y lo que hay de seductor en ti (o sea tus actos y tus pensamientos que te hacen formar tu arquetipo de seducción); y segundo, tu objetivo (mujer a seducir) y las acciones que penetraran sus defensas y producirán su rendición. Ambos lados son igualmente importantes.
Si planeas sin prestar atención a los rasgos de tu carácter que atraen a los demás, se te vera como un seductor mecánico, falso y manipulador. Si te fías de tu personalidad seductora sin prestar atención a la otra persona, cometerás errores terribles y limitaras tu potencial.
Por consiguiente “El Arte de la Seducción” se divide en dos partes, en la primera La Personalidad Seductora, se describen los nueve tipos de seductor, además del Antiseductor. Estudiar estos tipos te permitirá darte cuenta de lo inherentemente seductor en tu personalidad, el factor básico de toda seducción. La segunda parte, El Proceso de la Seducción, incluye las veinticuatro maniobras y estrategias que te enseñaran a crear tu hechizo, vencer la resistencia de la gente, dar agilidad y fuerza a tu seducción e inducir rendición en tu objetivo.
Las ideas y estrategias del Arte de la Seducción se basan en las obras y relaciones históricas de los seductores más exitosos de la historia. Entre esas fuentes se cuentan las memorias de los seductores (Casanova, Errol Flynn, Natalie Barney, Marilyn Monroe); Biografías de (Cleopatra, Josefina Bonaparte, Jhon F. Kennedy, Duke Ellington). Al poner en práctica las lecciones que nos enseña Robert Greene, seguirás la senda de los grandes maestros de este arte.
En los siguientes capítulos estudiaremos uno a uno los Arquetipos, siendo mas detallados en su contenido, y tu lector debes buscar con cual Arquetipo te identificas para poder explotarlo al máximo, generalmente tienes una parte de un Arquetipo y parte de otro (por ejemplo 30% carismático 70% amante ideal; o 40% rebelde y 60% coqueto), muy difícil es que solo seas un prototipo en particular.

Saludos y Exitos!!
Assartist@hotmail.com