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miércoles, 11 de agosto de 2010

ARQUETIPO 2: EL REBELDE




Hoy vamos a tratar el Arquetipo numero 2 es el Libertino o Rebelde.
Este Rebelde es una persona que no tienen límites cuando desea una mujer, no duda en mostrar sus intereses, pero estos no hacen que ella se ponga a la defensiva, sino que los muestra de una manera tan pasional, que lo que hacen es que la chica aumente en forma creciente su interés en él. Es como una fuerza de la naturaleza, una persona incontrolable, que rompe con las normas y la moral de la sociedad. Pero tan pronto este rebelde obtiene su conquista, completa su deseo, baja su interés en la chica y se aleja totalmente de ella. Estudiémoslo a continuación.
Robert Greene nos habla en su libro del Libertino Apasionado, y el Libertino Demoniaco.

El Libertino Apasionado: En la Corte de Luis XIV en 1710 apareció un joven de quince años en extremos apuesto y encantador tuvo un efecto particularmente intenso en las damas. Se apellidaba Fronsac y seria el futuro Duque de Richelieu. Era insolente e ingenioso, las damas de la corte jugueteaban con él, pero en correspondencia el duque besaba sus labios, mientras sus manos se aventuraban lejos para un muchacho inexperto. Cuando esas manos se extraviaron faldas arriba de una duquesa no tan indulgente, el rey enfureció, y envío al joven a la Bastilla para darle una lección. Sin embargo, las damas, para quienes había sido tan divertido, no soportaron su ausencia. En comparación con los estirados de la corte, tenia una osadía increíble, ojos penetrantes y manos mas rápidas de lo conveniente. Nada podía detenerlo, su novedad fue irresistible. Las damas de la corte imploraron, y su estancia en la Bastilla se interrumpió.
Años después, la joven Mademoiselle de Valois paseaba en un parque en Paris con su dama de compañía, una anciana que jamás de apartaba de ella. Su padre el Duque de Orleans había resuelto cuidar a la menor de sus hijas de los seductores de la corte. Sin embargo en aquel parque Mademoiselle de Valois vio que un joven la miraba, y prendía fuego a su corazón. El paso de largo, pero en su mirada fue claro e intenso. La dama de compañía le dijo quien era: el infame duque de Richelieu, blasfemo, enamoradizo y seductor. Alguien a quien evitar a toda costa.
Días más tarde, la dama condujo a Mademoiselle de Valois a otro parque, y he aquí que Richelieu volvió a cruzarse en su camino. Esta vez iba disfrazado de mendigo, pero su modo de mirar era inconfundible. Mademoiselle de Valois le devolvió la mirada: al menos algo interesante en su vida monótona. Dada la severidad de su padre ningún hombre se animaba a acercársele, y ahora este gran seductor la perseguía para ella fue una gran emoción!
Mademoiselle de Valois tenia una doncella llamada Angelice que las desvestía antes de acostarse y que dormía en un cuarto contiguo. Una noche mientras su dama de compañía tejía, Mademoiselle de Valois distrajo su lectura y vio a Angelice llevando su ropa de cama a la habitación, pero contra su costumbre, Angelice se volvió y le sonrío: Era Richelieu! Magistralmente disfrazado de la camarera! Mademoiselle de Valois estuvo a punto de gritar del susto pero no lo hizo, decidió ir a su habitación y disuadir al joven Duque de su maniobra, ridículamente peligrosa. Así que fue y le dio las buenas noches a su dama de compañía y volvió a su habitación donde estaba el duque de Richelieu, trato de hablarle y convencerlo pero él solo la miro y como una fuerza de la naturaleza que mostraban sus ojos, la tomo en sus brazos, sus impetuosas palabras y sus caricias fueron como fuego en su piel, Mademoiselle de Valois no se pudo resistir y así mientras su dama de compañía tejía a lo lejos, el duque la inicio en los rituales del libertinaje.
Todos en Paris sabían de las proezas de Richelieu, pues el se encargaba de divulgarlas los mas ruidosamente posible. Cada semana una nueva anécdota circulaba en la corte. Un hombre había encerrado a su esposa en una habitación en el piso de arriba, preocupado de que el duque anduviera tras ella, para reunirse con la dama el duque se había arrastrado a oscuras por una frágil tabla suspendida entre dos ventanas de pisos superiores. Dos mujeres que vivían en una misma casa, una viuda, la otra casada y muy religiosa, habían descubierto, para su mutuo horror, que el duque las enamoraba al mismo tiempo, dejando a una durante la noche para estar con la otra. Cuando se lo reclamaron, Richelieu siempre al acecho de algo nuevo y dueño de una labia endemoniada, no se disculpo ni retracto, sino que procedió a convencerlas de un Menage a Trois, aprovechándose de la vanidad herida de cada una de ellas, que no soportaba la idea de que prefiriera a la otra.

En la Seducción suele presentarse un dilema: para seducir, es necesario planear y calcular, pero si la victima sospecha de motivos ocultos en la otra parte, se pondrá a la defensiva. No obstante si el seductor parece imponerse, inspirara miedo en lugar de deseo. El libertino apasionado resuelve este dilema de forma muy astuta. Por supuesto que debe calcular y planear, debe hallar la manera de eludir al marido celoso, o al obstáculo de que se trate. Esta es una labor agotadora. Pero por naturaleza el libertino apasionado también tiene la ventaja de una libido incontrolable. Cuando persigue a una mujer realmente arde en deseos por ella, la victima lo siente y hierve a su vez, aun a pesar de si misma. ¿Cómo podría imaginar que él es un seductor desalmado que la abandonara, siendo que ha afrontado tan fervientemente todos los peligros y obstáculos para conseguirla? Y aun si ella esta al tanto de su pasado deshonroso, de su amoralidad incorregible, eso no importa, porque también concede su debilidad. Él no puede controlarse, mas aun, porque también es esclavo de todas las mujeres. Por consiguiente no inspira temor. El libertino apasionado nos da una lección simple, el deseo intenso ejerce un poder perturbador en una mujer, como el de la presencia física de la sirena en un hombre. Una mujer suele estar a la defensiva, y puede percibir falta de sinceridad o calculo. Pero si se siente consumida por tus atenciones, y esta segura de que harás cualquier cosa por ella, no vera en ti nada mas, o encontrara la manera de perdonar tus indiscreciones. Esta es la excusa perfecta para un seductor.
La clave es no exhibir el menor titubeo, dejar toda la inhibición, soltarse, demostrar que no te es posible controlarte y que, en esencia, eres débil. No te preocupes de inspirar desconfianza, en tanto seas esclavo de sus encantos, ella no pensara en lo que viene después.

El Libertino Demoniaco: A Principios de la década de 1880, algunos miembros de la alta sociedad romana comenzaron a hablar de un joven periodista de reciente aparición un tal Gabriel D’annunzio. Esto era realmente extraño porque la realeza italiana despreciaba a todo aquel que no pertenecía a su círculo y un reportero de sociales era casi tan vulgar como indigno. Gabriel no tenía tanto dinero pues era de una estricta clase media, además para ellos era severamente feo: bajo, fornido, de tez oscura y picada y ojos saltones. Los hombres lo consideraban tan feo que lo dejaban circular entre sus esposas e hijas teniendo la certeza de que sus mujeres estaban a salvo. Pero no, no eran los hombres quienes hablaban de Gabriel sino sus esposas.
Presentadas a Gabriel por sus maridos, aquellas duquesas y marquesas terminaron invitando a ese hombre de apariencia extraña, y cuando estaba a solas con ellas, su actitud cambiaba repentinamente. En cuestión de minutos, las damas estaban como embelesadas, Gabriel tenia la voz mas maravillosa que ellas habían oído era baja y grave, con articulación silabeada, ritmo fluido y entonación casi musical. Y sus palabras eran interesantes: frases aliteradas, locuciones preciosas, imágenes poéticas, y un modo de elogiar capaz de derretir el corazón de una mujer. Tenía el dominio del arte de Adular, parecía comprender cual era el vacío de cada mujer, a una la llamaba Diosa de la naturaleza, a otra incomparable artista en ciernes; a otra figura romántica salida de las páginas de una novela. El corazón de una mujer latía con fuerza mientras el periodista describía el efecto que ella ejercía en él. Todo era surgente y aludía el sexo o al romance.
La seducción es un proceso sicológico que trasciende el genero, salvo en el par de áreas clave en que cada genero tiene su propia debilidad. El hombre es tradicionalmente vulnerable a lo visual. La sirena capaz de inventarse la apariencia física indicada seducirá en grandes cantidades. La debilidad de las mujeres son el lenguaje y las palabras, como escribió la actriz francesa Simone una de las victimas de Gabriel “¿Cómo podrían explicarse las conquistas (del poeta) sino por su extraordinario poder verbal y el timbre musical de su voz, puesta al servicio de una excepcional elocuencia? Porque mi sexo es susceptible a las palabras, lo embrujan, quiere ser dominado por ellas.” El libertino es tan promiscuo con las palabras como con las mujeres. Elige términos por su aptitud para sugerir, insinuar, hipnotizar, elevar, contagiar. Las palabras del libertino son comparables con el aderezo corporal de la sirena: son un poderoso entretenimiento sensual, un narcótico. El libertino usa demoníacamente el lenguaje porque no lo concibe para comunicar o transmitir información, sino para persuadir halagar y causar confusión emocional, tal como la serpiente en el jardín del Edén se sirvió de palabras para hacer caer a Eva en la tentación.

Claves de Personalidad: En un principio nos puede parecer extraño que una persona que va en contra de las costumbres, deshonesto, infiel, y sin interés en el matrimonio atraiga a una mujer. Pero a lo largo de la historia, y en todas las culturas, este tipo ha tenido un efecto implacable. El libertino ofrece lo que la sociedad no permite normalmente a las mujeres: una aventura de placer absoluto, un excitante roce con el peligro. Una mujer suele sentirse agobiada por el papel que se espera de ella. Se supone que debe ser una delicada fuerza civilizadora de la sociedad, y anhelar compromiso y lealtad de por vida. Pero, a menudo su matrimonio y relaciones no le brindan romance ni devoción, sino rutina y una pareja invariablemente distraída. Es por eso que persiste en la fantasía femenina de un hombre capaz de entregarse por completo, un hombre que viva para la mujer, así sea solo un instante.
Para actuar como libertino, el requisito mas obvio es la capacidad de soltarte, de atraer a una mujer al periodo puramente sexual en que pasado y futuro pierden sentido. Debes poder abandonarte al momento. Un beneficio adicional de esta cualidad en que te hace parecer incapaz de controlarte, muestra de debilidad que agrada a una mujer. Al abandonarte a la seducida, le haces creer que solo existes para ella, sensación que refleja una verdad por temporal que sea.
Al libertino jamás le preocupa que una mujer se le resista, ni en realidad ningún otro obstáculo en su camino: un marido, una barrera física. La resistencia no hace otra cosa que espolear su deseo, incitarlo aun más. Picasso cuando sedujo a Francoise Gilot le rogó que se resistiera, necesitaba que se resistiera para aumentar la emoción. En todo caso un obstáculo en tu camino te brinda la oportunidad de demostrar tu valía, tanto como la creatividad que pones en las cosas del amor.
El libertino es una personalidad extrema. Descarado, sarcástico e ingenioso, lo que piensan los demás no le importa. Paradójicamente esto no hace sino volverlo mas seductor. La radicalidad del libertino va aparejada con la sensación de peligro y tabú, e incluso el dejo de crueldad que lo rodea. Peligro y tabu apelan a un lado reprimido de las mujeres, las que supuestamente deben representar una fuerza cultural civilizadora y moralizante.
Entre las cualidades mas seductoras del libertino esta su habilidad para lograr que las mujeres deseen reformarlo, Cuantas no creyeron que dominarían a Marlon Brando!! Cuantas no pensaron ser aquella con la que Picasso pasaría el resto de su vida!! Explota esta tendencia al máximo.
Por ultimo una de los derechos mas preciados del Libertino es su fama y popularidad, el debe informarles a todos sus actos, todos deben saber quien es y que viene con hambre voraz y incontrolable por las mujeres. Nunca restes importancia a tu mala reputación, ni parezcas disculparte por ella. Al contrario: acéptala, auméntala. Son varias las cosas por las que debes ser conocido: tu irresistible encanto para las mujeres, tu incontrolable devoción al placer (lo que te hará parecer débil, pero también una compañía excitante), tu desden por lo convencional, una vena rebelde que hace que parezcas peligroso.

Los Peligros: Como el de la sirena, un riesgo para el libertino procede de los miembros de su mismo sexo, mucho menos indulgentes que las mujeres con sus constantes líos de faldas. En numerosas ocasiones Elvis Presley un libertino que particularmente le gustaban las mujeres ya comprometidas, muchas veces se vio acorralado por maridos o novios furibundos, y se llevo moretones y cortadas. El mayor peligro del libertino no proviene del esposo ofendido en extremo, sino de los hombres inseguros que se sienten amenazados por el Don Juan. Aunque no lo admitan ellos envidian la vida de placer del libertino, y como todo envidioso, atacaran en forma encubierta, a menudo disfrazando de moral sus asedios.

Éxitos!!
Assartist@hotmail.com

2 comentarios:

Anónimo dijo...

BUEN BLOG ANTUAN, ME GUSTA VER COMO SE VA CREANDO DE A POCO Y EL CRECIMIENTO ES IMPORTANTE.

Anónimo dijo...

Excelente como siempre, pero tengos mis dudas sobre si Marlon Brando podria ser este Aquetipo. Igual esperaba con ganas una publicacion como esta.
Exitos,
J